El Festival INSULARIA – ISLAS DEL MUNDO EN RED inauguró su novena edición el pasado jueves, 2 de octubre, en el Terrero de Lucha Ramón Méndez, de La Frontera, con la proyección de la película “La isla de las mentiras” (2020), de la directora gallega Paula Cons. 

La sesión contó con la presencia de su directora quien compartió con el público detalles sobre el proceso creativo de esta obra inspirada en hechos reales, dialogando con el público sobre cine insular, memoria histórica y feminismo, en una sesión que subrayó la capacidad del festival para generar debate y acercar nuevas miradas al espectador.

Tras el estreno, conversamos con ella sobre el valor del cine insular, el protagonismo femenino en la historia y su trayectoria como creadora.

¿Qué significa poder abrir el Festival INSULARIA con La isla de las mentiras y compartirla por primera vez con el público en este contexto insular?

Esta película, estrenada en 2020, me ha dado muchísimas alegrías. A día de hoy sigue viva y generando diálogo. INSULARIA es un festival que recoge muy bien la idiosincrasia del filme. La manera de ser de las islas y de los isleños es diferente y única, y eso conecta con el espíritu del filme. 

Como cineasta gallega, ¿qué papel crees que tienen las islas y los territorios periféricos en la creación audiovisual? ¿Aportan algo diferente al cine?

La estandarización no es interesante, por eso el cine que surge de las islas es tan valioso. Las localizaciones son únicas, con un mundo y unas reglas propias, y el espectador siente que viaja a ese lugar. En el caso de La isla de las mentiras, se trata de mujeres de los años 20 que no podían esperar a que un hombre resolviera sus problemas, por lo que establecieron sus propias normas. Esas localizaciones y esas realidades son apasionantes y marcan un punto de partida increíble para la ficción. 

La película está basada en hechos reales. ¿Cómo fue el proceso de investigación y qué te impulsó a contar este episodio poco conocido de la historia de España?

El punto de partida fue precisamente lo poco conocido que era este hecho, incluso en Galicia. Cuando descubrí la historia de estas tres mujeres pensé en el shock postraumático, algo de lo que ni se hablaba entonces. Ellas lo vivieron y lo gestionaron como pudieron, pero quedó marcado en sus vidas. Me interesaba hablar de mujeres en un ecosistema apasionante como la isla de Sálvora. 

Uno de los ejes centrales del filme es el papel de tres mujeres que arriesgaron sus vidas en el rescate. ¿Qué importancia tuvo para ti visibilizar esta perspectiva femenina?

Muchísima. Mi causa y mi motor es el feminismo. Cuando pensamos en las mujeres de esa época solemos imaginarlas como figuras rígidas, pero eran personas que sentían y sufrían. Yo le decía a las actrices “tenéis que correr, porque esas mujeres corrían, aunque llevaran falda”. Me interesaba mostrar sus emociones, aunque no tuvieran herramientas para expresarlas. Durante el proceso de creación de la película descubrí también que un hombre salvó a 15 personas y yo solo podía pensar “pero es que estas tres mujeres rescataron 48”. Su valor fue enorme: coraje, arrojo, fuerza… cualidades que solemos atribuir a los hombres, pero que ellas demostraron. 

Además del naufragio, la película habla de silencios, secretos y memoria colectiva. ¿Qué mensaje esperas que se lleve el espectador de INSULARIA?

Me gustaría que este público reflexione sobre cómo establecemos las normas de convivencia y de vida en las islas. A veces es complicado, pero al mismo tiempo funciona. Creo que se sentirán identificados porque la historia refleja un mundo real, sin clichés, y eso conecta con la gente. La de Sálvora es una isla mucho más pequeña que El Hierro, y hay paralelismos en cómo se vive la insularidad, la relación con los de fuera o la sensación de ser juzgados. 

La película ha pasado por festivales internacionales como Shanghái o San Sebastián y ha recibido varios premios. ¿Cómo has vivido ese recorrido desde el estreno hasta ahora?

Ha sido maravilloso, aunque al principio costó arrancar. Coincidió con la pandemia, entonces se tomó la decisión de estrenarla en Filmin y se convirtió en un acontecimiento. Cuando nos seleccionaron en Shanghái, un festival de clase A, todo cambió. Pero lo más emocionante fue cuando, en Galicia, después de la pandemia, las señoras mayores iban al cine con mascarilla y bastón para ver la película. Muchas me decían “veo a mi abuela en esas mujeres”. Eso lo justifica todo. 

En tus trabajos, tanto de ficción como documentales, hay una clara mirada hacia temas sociales y de género. ¿Crees que el cine debe tener un papel transformador?

Cada cineasta debe hacer el cine que quiera, porque levantar una película es un milagro. Pero si lleva tanto esfuerzo y recursos, lo ideal es que haga reflexionar. No debe ser un panfleto, sino una obra artística que plantee preguntas y genere debate. Hay algo que sí me parece esencial: necesitamos películas en las que las mujeres seamos sujetos y no objetos, en las que nos podamos sentir identificadas. 

Además de esta película, has dirigido documentales de gran impacto como ¿Dónde está Marta? ¿Qué diferencias encuentras entre abordar una historia real desde la ficción y desde el documental?

La diferencia es enorme. El documental, sobre todo cuando aborda un true crime, es durísimo y te deja tocada si tienes sensibilidad. En mi caso, prefiero la ficción porque me permite abordar los hechos desde otro lugar. 

¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto del que nos puedas hablar?

Sí, el año pasado rodé en Gran Canaria Mi ilustrísimo amigo, sobre la relación entre Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán. Además, tengo dos proyectos personales: uno muy avanzado y otro en fase de escritura, ambos basados en hechos reales. 

Paula Cons anima al público a sumarse al resto de la programación del festival, que tiene como objetivo conectar a las islas a través del cine y descubrir voces únicas que difícilmente se encuentran fuera de estas iniciativas.